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2° Domingo después de Navidad

Lecturas completas: Salmo 147, 12-20 / Jeremías 31, 7-14 / Efesios 1, 3-14 / Juan 1, 10-18 Gracia y Paz de Dios nuestro Padre y de su Hijo, Jesucristo a todos ustedes. Amén. Reflexión: El pueblo de Dios, que nace con la bendición de Dios a Abrahán, y que es transmitida a Isaac y a Jacob, Jacob que pasa a ser Israel, un pueblo que sufrió la esclavitud como el acecho de los imperios, invasiones, deportaciones y hasta en la época de Jesús era un pueblo bajo el dominio romano, se trata de un pueblo que esperaba la llegada del Mesías, la llegada de la salvación de su Dios. En medio de estas realidades que vivió el pueblo de Dios en su historia, su Dios fue interviniendo, y fue generando un proceso de salvación; a esta acción de Dios en las realidades vulnerables de su pueblo se refiere el salmista cuando dice: ‘¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión! El reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti; él asegura la paz en tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. … a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos…’ También el profeta Jeremías se refiere a aquella espera de un pueblo lastimado por las realidades intolerantes y violentas de este mundo, diciendo: ‘¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel! Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremos de la tierra… Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito. … Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer.’ El propósito de Dios es rescatar a su pueblo del desfallecimiento, de sus tropiezos, de sus lamentos, de aquel estado de vulnerabilidad donde la violencia de este mundo lo daña. ¿Cuál será el camino de restauración de lo que es de Dios? ¿Dónde podremos encontrar la luz que ilumine nuestras dinámicas de relacionamiento, para no permanecer atrapados en los encierros de la violencia de este mundo? Estas preguntas del pueblo de Dios alimentaban la espera del Mesías, quien dará cuenta del camino de restauración e iluminará las dinámicas de relacionamiento evidenciando las mentiras, engaños, hipocresías, soberbia, injusticias, junto a todo lo que violenta lo que es de Dios. ‘El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros’; Todas las expectativas mesiánicas del pueblo se cumplen en Jesucristo, ese verbo hecho carne, el que al habitar entre nosotros nos involucra, nos vuelve parte de su pueblo, nos reúne, ilumina las dinámicas de nuestra convivencia, nos restaura; San Pablo lo dice con estas palabras: ‘Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo…’ Los ‘bienes espirituales en el cielo’ tiene que ver con la promesa de vida a partir de la resurrección; ¿con qué tiene que ver lo santo e irreprochable? Con el amor, San Agustín decía ‘Ama y haz lo que quieras’, dado que si se ama no hay posibilidad de violentar la integridad ni la dignidad de nada que tenga vida. El amor de Dios es lo que se riega en el alma de su pueblo, y es lo que permite que no vuelva a desfallecer; la plenitud de ese amor divino, es el verbo hecho carne, Jesucristo. El evangelista Juan lo dice así: ‘porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.’ Al ser cristianos pertenecemos a un Dios que lleva adelante un proyecto de salvación, de restauración; Él nos restaura y fortalece a la vez que nos vuelve herramientas suyas para restaurar y fortalecer a su pueblo violentado en este mundo. Que la Paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento humano, nos guarde en la verdadera fe hasta la vida eterna. Amén. Pastor Fabián, 2° Domingo de Navidad, 2020. Facebook: https://www.facebook.com/Parroquia-Luterana-Olaus-Petri-Ober%C3%A1-Misiones-783477545052025

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Lecturas completas: Salmo 147, 12-20 / Jeremías 31, 7-14 / Efesios 1, 3-14 / Juan 1, 10-18 Gracia y Paz de Dios nuestro Padre y de su Hijo, Jesucristo a todos ustedes. Amén. Reflexión: El pueblo de Dios, que nace con la bendición de Dios a Abrahán, y que es transmitida a Isaac y a Jacob, Jacob que pasa a ser Israel, un pueblo que sufrió la esclavitud como el acecho de los imperios, invasiones, deportaciones y hasta en la época de Jesús era un pueblo bajo el dominio romano, se trata de un pueblo que esperaba la llegada del Mesías, la llegada de la salvación de su Dios. En medio de estas realidades que vivió el pueblo de Dios en su historia, su Dios fue interviniendo, y fue generando un proceso de salvación; a esta acción de Dios en las realidades vulnerables de su pueblo se refiere el salmista cuando dice: ‘¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión! El reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti; él asegura la paz en tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. … a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos…’ También el profeta Jeremías se refiere a aquella espera de un pueblo lastimado por las realidades intolerantes y violentas de este mundo, diciendo: ‘¡El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel! Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremos de la tierra… Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito. … Sus almas serán como un jardín bien regado y no volverán a desfallecer.’ El propósito de Dios es rescatar a su pueblo del desfallecimiento, de sus tropiezos, de sus lamentos, de aquel estado de vulnerabilidad donde la violencia de este mundo lo daña. ¿Cuál será el camino de restauración de lo que es de Dios? ¿Dónde podremos encontrar la luz que ilumine nuestras dinámicas de relacionamiento, para no permanecer atrapados en los encierros de la violencia de este mundo? Estas preguntas del pueblo de Dios alimentaban la espera del Mesías, quien dará cuenta del camino de restauración e iluminará las dinámicas de relacionamiento evidenciando las mentiras, engaños, hipocresías, soberbia, injusticias, junto a todo lo que violenta lo que es de Dios. ‘El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros’; Todas las expectativas mesiánicas del pueblo se cumplen en Jesucristo, ese verbo hecho carne, el que al habitar entre nosotros nos involucra, nos vuelve parte de su pueblo, nos reúne, ilumina las dinámicas de nuestra convivencia, nos restaura; San Pablo lo dice con estas palabras: ‘Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo…’ Los ‘bienes espirituales en el cielo’ tiene que ver con la promesa de vida a partir de la resurrección; ¿con qué tiene que ver lo santo e irreprochable? Con el amor, San Agustín decía ‘Ama y haz lo que quieras’, dado que si se ama no hay posibilidad de violentar la integridad ni la dignidad de nada que tenga vida. El amor de Dios es lo que se riega en el alma de su pueblo, y es lo que permite que no vuelva a desfallecer; la plenitud de ese amor divino, es el verbo hecho carne, Jesucristo. El evangelista Juan lo dice así: ‘porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.’ Al ser cristianos pertenecemos a un Dios que lleva adelante un proyecto de salvación, de restauración; Él nos restaura y fortalece a la vez que nos vuelve herramientas suyas para restaurar y fortalecer a su pueblo violentado en este mundo. Que la Paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento humano, nos guarde en la verdadera fe hasta la vida eterna. Amén. Pastor Fabián, 2° Domingo de Navidad, 2020. Facebook: https://www.facebook.com/Parroquia-Luterana-Olaus-Petri-Ober%C3%A1-Misiones-783477545052025

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